Espero que disfrutéis de mis aventuras y pueda transmitiros todas aquellas sensaciones que experimento en la montaña y que hacen sentirme cada día más vivo.

Corredor norte a la Punta Escarra (PD)

El viento soplaba fortísimo y nunca me había encontrado con una situación como esta, durante unos instantes valoré la situación y llegué a la conclusión de que no quería jugarme una caída en la arista por culpa de un factor externo, como el fuerte viento. Le dije a Paco mis inquietudes y me contesto : "lo que tu quieras, es tu montaña".

Todo empezó las Pascuas pasadas, foqueando en la estación de Formigal, alcanzamos el collado de Izas y me quedé prendado de esta montaña. Lo primero que hice nada más regresar a casa fue buscar información y con un solo click en el buscador de google, aparecieron cientos de historias y reseñas de ella, solo faltaba encontrar compañero y momento adecuado. Lo del compañero fue fácil, Paco accedió nada más ver una reseña que le envié y el momento se dio cuando las condiciones meteorológicas lo permitieron.


Madrugamos todo lo que pudimos, teniendo en cuenta que nos metíamos en el saco de dormir a la 1:30h, junto a las instalaciones del aparcamiento de las sextas en la estación de Formigal, buscando un poco de cobijo del fuerte viento que arrasaba la zona. Había leído que la actividad se empezaba desde el aparcamiento de los sarrios, pero su acceso está cerrado ya que estamos fuera de la temporada de esquí, esto se traduce en una hora más de camino, cargados como burras.

El plan era el siguiente: aproximación con esquís de travesía, escalada del corredor y la arísta, hasta la cumbre de esta bella montaña. Los planes son los planes y la realidad otra muy distinta.

Llegamos al aparcamiento de los sarrios con los primeros rayos de sol, la nieve estaba en general muy dura, congelada en algunos lugares donde el viento azotaba con más fuerza y por el contrario también se encontraban zonas de nieve polvo acumulada en ciertos sitios donde el viento la había depositado del día anterior que estuvo nevando.

En contadas ocasiones puedes disfrutar de una estación de esquí para ti solo y esta fue una de ellas, vamos que no vimos ni al "tato", ni en la estación, ni a lo largo del día.

La mochila pesaba mucho y a mí aun me parecía más, llegué al cono del corredor bastante cansado, veinte minutos de descanso para comer algo y preparar el material, fueron suficientes para recuperar todas las fuerzas y comenzar la escalada del corredor con una sonrisa en el semblante.


Tuvimos que dejar los esquís y aprovechando la situación, también nos deshicimos de la pala, sonda y bastones. El corredor estaba en perfectas condiciones para su escalada, duro, duro. Lo que es bueno para unos, no es bueno para otros y bajar esquiando una pala de nieve, en esas condiciones, encajonada con una inclinación entre 40º-55º, no es lo más aconsejable y más teniendo en cuenta mi nivel de esquí en nieves no tratadas.




La escalada del corredor resultó sencilla. Decidimos no encordarnos, como rezan todos los manuales de escalada, si no vas a poner seguros intermedios, no vayas encordado. Paco no tardó en coger la delantera, el cabrón está más fuerte que el vinagre y eso que era su primer corredor y me esperó a la salida del mismo, en un lugar seguro, fuera de la amenazante cornisa de nieve del tamaño de un autobús que nos esperaba a la salida.


El descenso, se realiza por el propio corredor, tengo que contaros que nunca había escalado con botas de esquí y tiene sus pros y sus contras.Las botas, como os podéis imaginar son muy rígidas, que por una parte está muy bien, a la hora de escalar y a la vez, esta rigidez, no te deja bajar las fuertes pendientes cara el valle, esto se traduce en más tiempo dentro del corredor al tener que destreparlo y más posibilidades de que te caiga algo encima. Para quienes no lo sabéis, los corredores son las cloacas de las montañas, por ellos discurren todo tipo de piedras y bloques de nieve que se desprenden de sus paredes.



El regreso se hizo pesado y eso que restamos unas cuatro horas de actividad, al decidir no escalar hasta la cumbre.
Esta vez no pudo ser, no siempre salen las cosas como se han planeado, pero hay que saber disfrutar cada momento de lo que tienes al alcance de tus manos, creo que a esto se le llama "alcanzar al felicidad".

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