Espero que disfrutéis de mis aventuras y pueda transmitiros todas aquellas sensaciones que experimento en la montaña y que hacen sentirme cada día más vivo.

Océano Pacífico III+

El circo de Barrosa, es uno de esos sitios donde te quedarías horas y horas contemplando la grandeza de la naturaleza. Tuve el placer de pasar por allí hace unos años en verano, pero el invierno...eso,eso es otra cosa y más si tenemos la suerte de que se formen sus preciosas cascadas de hielo.
Había oído hablar de estas lineas de hielo, pero no había tenido el placer de verlas y aunque no estaban formadas como debieran, dejaban entre ver todo su potencial.

Nos decidimos por "Océano Pacífico", de todas era la que mejor hielo presentaba, aunque no estaba para echar cohetes.
Decidí tomar la iniciativa y comencé el primer largo, algo vertical, entre 65 y 80 grados de inclinación, no me resultó nada difícil, el hielo estaba machacado de el paso de la gente y era muy evidente donde clavar el piolet y los crampones, aun así, resultó ser bastante peligroso porque las cordadas que nos precedían, estaban bombardeandonos con trozos de hielo, esto si que era granizar a lo bestia. Es lo que tiene escalar en piris, la masificación de las vías es inevitable.
El segundo largo era cosa de Iñigo, comenzaba un poco vertical, unos 70ºy un hielo cambiante, un poco más estalladizo, para dejar paso a una iclinación menor y a zonas con nieve fresca. Montó una reunión a "cañón", con tres tornillos, donde el hielo se veía más consistente.
Las cordadas que nos precedían ya habían salido de la cascada y dejamos de sufrir, por fin dejaban de caer meteoritos.
El tercer largo, por su inclinación, parecía ser el más sencillo y resultó ser el más complicado por la precariedad del hielo, en algunos sitios inexistente, en otros, un fino verglas sobre la roca y en otras situaciones, una fina capa de hielo de unos dos centímetros sobre nieve fresca. Todo ello, junto y revuelto, resultó ser el binomio perfecto para hacer el largo más disfrutón. Solo nos quedaba regresar a donde habíamos comenzado y para ello nos quedaba por delante una preciosa canal encajonada, donde tuvimos que realizar dos rápeles de 60m., para llegar al suelo.

Una vez más he vuelto a disfrutar de esta bella actividad, que lástima que las condiciones para su práctica, sean poco frecuentes.