El itinerario a seguir es bastante evidente. Los 3,4 primeros largos discurren entre tramos verticales, terrazas con pinos y bastantes dudas si la vía va 15m. más a la derecha o a la izquierda. Pero teniendo en cuenta que la finalidad de la vía es alcanzar el espolón y ponerse a caballo de él, da igual por donde lo intentes. A partir del 4 largo, disfrutaras de una escalada muy limpia con unas vistas increíbles y un patio que a veces te da que pensar, una vez más, que coño estoy haciendo aquí.
No te olvides del protector solar y ante todo lleva buena reserva de agua.
Nosotros tardamos 11h. en regresar al coche desde las 6:00h que salimos, está claro que no somos unos hachas y cualquier escalador que vaya más suelto puede rebajar este tiempo. Pero el sol es implacable y cuando ya has terminado la vía te quedan cerca de dos horitas de descenso por una senda algo peligrosa en la que no vale la pena correr y jugarte el tipo.
Una vez abajo y observando la vía desde una perspectiva privilegiada, llegamos a la conclusión que si algún día decidimos colgar el arnés y los pies de gato, que mejor final sería volver y gozar una vez más de esta fantástica escalada y su entorno.
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